Perdóname. Perdóname por no haber sabido comprender tus señales. Creí por una vez en un nosotros. Tu sonrisa me hacía poder levantarme de cada caída, despertarme cada mañana con tal valentía e ímpetu para todo. Pero entonces comprendí que nunca pasará nada. Que la vida se compone de pequeños detalles, pero cada uno ha de comprender esos detalles a la perfección. Para poder comprender algo así habría que pasar por ello. Pasar esas noches que se vuelven eternas delante del ordenador, escuchando música y notando en cada parte de la mejilla como cae una diminuta lágrima hasta el final de esa adorable cara.